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Galicia

Aunque no es el único viaje que he hecho últimamente, sí que es el más reciente. Es más, acabo de llegar de allí y como más vale preservar el recuerdo por escrito ahora que está fresco, escribo el primero de, espero, muchos diarios de viaje.

Han sido pocos días. Menos de los que hubiera querido, sobre todo por que dejamos amigos y familia más que cualquier otra cosa. Gracias a todos por la hospitalidad y por el enorme cariño regalado.
Lugo es una tierra verde, con casitas diseminadas aquí y allí sin aparente orden. Los animales pueblan pastos en ambos lados de las estrechas carreteras que conducen a la más profunda tierra gallega. Llegando a Santa Marta, nuestro destino, el navegador se vuelve loco intentando encontrar la posición exacta entre eucaliptos, pinos, cedros, robles y demás bosque. Parece que la naturaleza pugna con la tecnología, para hacernos mirar alrededor, en lugar de la brillante pantalla que no encuentra la carretera por la que transitamos. Más adelante, a unos dos kilómetros de Riotorto y tras subidas y bajadas por aquellos caminos de Dios, llegamos a nuestro destino. Tras una calurosa bienvenida y una animada sobremesa agradecimos el descanso en una mullida y fria cama.


  • Mondoñedo. La catedral anaranjada y el "Rey de las tartas".

Guia de excepción el que hizo de Mondoñedo, además de un agradable paseo, una visita cultural con todas las de la ley. Empezando por el seminario, que actúa en la actualidad como instituto, colegio de alquiler y hostal y cuyo impresionante edificio muestra el poder que la iglesia poseía antaño.Muchos de los parroquianos que ya peinan canas, comenzaron allí sus estudios y nos recordaron curiosas historias que ocurrieron entre sus muros.

Caminando por las estrechas callejuelas, esquivando gente ataviada con capirotes, llegamos a la Catedral de la ciudad. La Catedral anaranjada (Ese mote es propio, no popular). Construida allá por el año 1219, aunque no lo recuerdo muy bien, ya que era muy pequeño, se emplaza frente a una acera porticada y destaca ante todo, el magnífico rosetón gótico sobre la puerta. Nuestro guía, Julián, nos comentó con todo detalle los pormenores tanto del interior, como del exterior, e incluso nos proporcionó varios libros con interesantes detalles sobre la Catedral y la ciudad. El color anaranjado al que debe su bautizo por mi parte, se debe a una mala actuación en la restauración de la fachada del edificio, por la que espero los ciudadanos de Mondoñedo castigasen al autor. Cabe destacar los órganos que reposan a los lados de la nave central, uno frente a otro y los frescos que se sitúan justo debajo.


Una vez vista la Catedral, a la derecha de la puerta de la misma, ascendimos una callejuela y tras deambular por la ciudad, llegamos al otro "Gran" atractivo turístico de Mondoñedo.


"El rey de las tartas" No es ni más ni menos que uno de esos curiosos personajes que pueblan nuestro pais, y que dan a cada lugar un sentido internacional que no poseerían de otra manera. Ha sido al volver de allí, cuando buscando información sobre este curioso Señor, he descubierto la importancia que tuvo. Si teneis unos minutos, mejor que yo, esta página os describe la vida del insigne Carlos Folgueira. Su pastelería y museo son visita obligada para curiosos y caminantes. La galería de fotos también se puede ver al final del texto. http://www.mondonedo.org/mrey.php . Como detalle curioso, quizá alguno de los más mayores le recordeis, porque fué invitado de una de las temporadas del "Un, Dos, Tres"

Subiendo la calle desde la pastelería llegamos a la plaza donde se encuentra el Santuario de Los Remedios. Entramos brevemente, ya que había gente rezando y éramos bastantes como para no molestar. De todas maneras merece la pena un examen detallado del Santuario y es visita obligada para cualquier viajero.

Para finalizar, descansamos en un bar dónde dimos buena cuenta de un plato de embutidos de la tierra así como tapas de empanada y tortilla que allí dan con la bebida. Adoro esa costumbre.
  • Burela, Tapia de Casariego y un parque infantil junto al puerto.
Tras la visita a Mondoñedo, dirigimos nuestros pasos a Burela, no sin antes recorrer parte de la costa gallega en coche. Desde que tenía 3 años no había regresado a estas playas y obviamente no recordaba las entradas y salidas del mar, las rias...Lástima que apenas quedara luz para disfrutarlas. Una vez en Burela, cenamos en una pizzería del paseo y con el estómago lleno, nos dirigimos hacia el puerto. Mientras esperábamos transporte, volvimos a nuestra juventud en un parque infantil que por allí había. Montamos de nuevo en el coche para ir a tomar una cerveza a Tapia de Casariego.

Marina D´or es a las vacaciones, lo que Tapia al botellón. Si la Igartiburu lo tuviera que patrocinar, seguro que lo hacia con un litro de calimocho en una mano y unas ojeras hasta el suelo. Sorprende nada más llegar, filas y filas de coches aparcados con los maleteros abiertos, neveras en el suelo, jóvenes bebiendo, una patrulla de la guardia civil, más jóvenes bebiendo, un triangulo de emergencia para señalizar... más jóvenes bebiendo...

A parte de esto, un bar junto al puerto y buena música, dieron el punto y final a una gran noche. De vuelta pasamos a ver a Oscar, que todavía trabajaba, y nos despedimos hasta la mañana siguiente.

  • El mazo y la tradición de los ferreiros de Riotorto.
Entre Meira y Riotorto podemos encontrar un Obradoiro en el que por una módica cantidad, podemos ver en acción un auténtico mazo, o martinete, movido por agua, con el que los herreros de la zona solían trabajar a principios de siglo. Como construir y mantener uno de ellos era imposible para un solo artesano, varios tenían allí casetas particulares donde almacenar sus herramientas y materiales. Una presa mantenía el agua y al levantar una tapadera, se liberaba un caudal de agua que movia el molino que a su vez, hacía que el martillo golpease un yunque con el que se estiraba el metal. El visitante no experimenta la sensación de la fragua en directo. Tan sólo es una representación didáctica de los artesanos que tan prolíficos fueran en la zona y de los que ya quedan pocos. La sorpresa de mi viaje, fué el poder ver a un ferreiro trabajar en su taller de cuchillería. Su destreza, fruto de años y años de trabajo, da como resultado acabados artesanales que me dejaron boquiabierto. Ante mí realizo un cuchillo de cortar jamón, desde la lámina de acero, la fragua, el afilado, pulido, la realización del mango en un torno artesanal y su posterior union. Si tengo la oportunidad colgaré los videos que grabé, para que podais disfrutar de un maestro herrero, de los que ya no quedan más que unos pocos en nuestro pais.
  • Lugo. Muralla y Catedral.
Tarde lluviosa la que nos acompañó a la ciudad más importante de la provincia. Lugo es una urbe que gira en torno a la muralla que rodea el centro histórico. Visitas dos ciudades diferentes en la capital del Miño si paseas por sus calles. La muralla romana, data del año 260 D.C. aproximádamente y tiene forma de elipse imperfecta de 2117 metros de larga. Su altura varía entre los ocho y los doce metros y en su parte superior hay un paseo por el que observar Lugo desde sus 71 torres de vigía. Curiosa la forma en la que se aprovecharon las paredes para construir casas a uno y otro lado de la edificación, de las que aún se conservan bastantes en el interior, ya que el exterior quedó limpio tras su última reforma. Dentro de su recinto se encuentra el segundo monumento a visitar.

La Catedral actual es una reposicón de la antigua, dañada por las contínuas batallas, que se empezó a edificar en el año 1129, con estílo marcadamente románico. En su interior, si os parais a ver con detalle las figuras que componen las distintas capillas, podreis ver tallas tan curiosas como "La virgen de los ojos grandes". Otra de ellas es la de un santo mártir despellejado de la que aún no he encontrado referencias, pero que me pareció muy interesante.

La catedral posee el privilegio papal de exposición permanente del Santísimo Sacramento que es sacado en procesión, de ahí el cáliz y la hostia que aparecen en el escudo de la ciudad con la leyenda "Hic hoc misterivm fidei firmiter prifitemvr" (Creemos con fidelidad en este misterio), en referencia al misterio de la consagración del cuerpo de Cristo y que se trasladó al propio escudo de Galicia. Este hecho hace que se denomine a Lugo la ciudad del Sacramento. (Fuente: Wikipedia)
  • Santiago de Compostela, Pontevedra y Vigo.

Cuando contaba tres años, mis padres me llevaron a la plaza del Obradoiro de Santiago de Compostela y durante un buen rato, tan sólo corrí tras las palomas de la plaza. Quién me iba a decir que 25 años despues, volvería a estar en la misma plaza, más pendiente de la monumentalidad de los edificios que de los pájaros.

Y es que Santiago sorprende cuando lo ves, por arquitectura y por tradición. Observar como peregrinos de todo el mundo, llegan a las escalinatas y se sientan a reposar, copan las filas para entrar a abrazar al santo debe ser impresionante. Yo no pude verlo. Era lunes, lectivo y llovía intermitentemente. Agradecí el hecho de poder ver tranquilamente la Catedral, sin que los agobios de los peregrinos me hicieran perderme los detalles. Eso si, me quedé sin ver el Botafumeiro, con la ilusión que yo tenía. Poco se puede decir de este monumento que no sea conocido. Hasta las 13:30 te permiten subir a darle un abrazo al Apostol, o al menos a su imagen, o bajar a ver el lugar donde reposan sus restos. Desgraciadamente para mi ruta, este era un día de mucho viaje y tuve que dejar la visita extensa para otra ocasión.

En Pontevedra puedo decir que hicimos "la parada del doctor", como se suele llamar. Julio César decía "Vini. Vidi. Vinci", Yo debí haber dicho "Vine, Comí, y tomé café" Otro de los pendientes para próximos viajes. Destacar el restaurante y sobre todo que estuvimos tomando algo en la casa del alcalde... que es un bar muy bien ornamentado y con el mejor chocolate vienés que he probado. El alcalde de Pontevedra no me recibe todavía en su casa.

Nuestra última parada de las vacaciones fué en Vigo. Para aprovechar el tiempo, subimos al Castro o fortificación que se eleva en la montaña sobre la ciudad y desde la que hay unas vistas excelentes del Puerto y la Ria. En días despejados las islas Cíes son fácilmente visibles desde allí. Desde la carretera se pueden ver las barcas de marisqueros y el impresionante puerto de la ciudad con los pesqueros de gran altura.

Poco más vi exceptuando, por supuesto, Riotorto, Meira, y Santa Marta, que merecen capítulo aparte. Gracias a todos por la hospitalidad y por haberme hecho sentir uno más. No quiero terminar sin despedirme de todos y mandaros un gran saludo.

Gonzalo.